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Voces del Fuego: Historias desde las Cenizas

Nicolás Putaré, presidente de la Organización Forestal Comunitaria (OFC) de Palmarito de la Frontera, se sentó para compartir su historia, mientras su cuerpo batallaba contra la fiebre, resultado de días enfrentando los implacables incendios forestales. A pesar de su evidente malestar, su voz, cargada de responsabilidad, no se quebraba al relatar lo que su comunidad había vivido.

Días antes del desastre, Nicolás y su equipo habían realizado un monitoreo del área. El fuego estaba aún lejos, a unos 10 kilómetros de su zona de manejo forestal. Era mediodía, y aunque el peligro parecía distante, la preocupación ya rondaba. Pero esa tarde, todo cambió. Un tumbador llegó con noticias inquietantes: las llamas ya estaban dentro de su territorio. No hubo tiempo para dudar. Se comenzó a planificar el uso de maquinaria pesada y se reunieron materiales para luchar contra el fuego, pero pronto comprendieron que este enemigo era más grande de lo que podían controlar.

El terreno con serranías jugaba en su contra. Aunque intentaron abrir brechas, el fuego avanzaba, saltando sin esfuerzo de un lado a otro. Pronto, Nicolás y su equipo se encontraron atrapados. Las llamas los rodearon durante horas, y la angustia se hizo palpable. En ese momento crítico, una cuadrilla de bomberos, "Los Jaguares", se unió a ellos. Tras un monitoreo rápido, les dieron una dura recomendación: evacuar la zona. El riesgo era demasiado alto.

Con el fuego rugiendo a su alrededor, Nicolás y su equipo lograron escapar, pero no sin consecuencias. Exhaustos, con las provisiones de agua agotadas, salieron del área apenas a tiempo. La escena que dejaron atrás fue devastadora. Árboles que habían tardado décadas en crecer, como la tipa y el curupau, estaban reducidos a cenizas. 

Uno de los momentos más dolorosos para Nicolás fue ver cómo los animales intentaban huir del fuego, algunos sin éxito. "Ver a los animales correr, huir de su hábitat, fue desgarrador. Pensamos incluso que los jaguares podrían atacarnos, pero no sucedió", mencionó, con tristeza en su tono.

El daño es incalculable. No solo perdieron una gran cantidad de madera valiosa, sino que la comunidad aún no había podido evaluar el impacto económico. Todavía estaban en emergencia, luchando por sobrevivir al desastre.

Nicolás, con una mezcla de tristeza y resignación, comparó la situación con la de 2019. "Ese año fue duro, pero no como esto", dijo. En 2019, el fuego había dejado algo de vida. Este año, el monte estaba desierto, sin árboles vivos, sin hogar para los animales que alguna vez lo habitaron.
 

WWF
Palmarito de la Frontera
Voices of Fire: Stories from the Ashes

Nicolás Putaré, president of the Community Forestry Organization (OFC) of Palmarito de la Frontera, sat down to share his story as his body battled a fever, the result of days of dealing with relentless forest fires. Despite his obvious discomfort, his voice, laden with responsibility, did not break as he recounted what his community had experienced.

Days before the disaster, Nicolás and his team had monitored the area. The fire was still far away, about 10 kilometers from their forest management zone. It was midday, and although the danger seemed distant, they were already worried. But that afternoon, everything changed. A tumbador arrived with disturbing news: the flames were already inside their territory. There was no time to hesitate. They began to plan the use of heavy machinery and gathered materials to fight the fire, but soon realized that this enemy was bigger than they could control.
 
The mountainous terrain worked against them. Although they tried to open breaches, the fire advanced, jumping effortlessly from one side to the other. Soon, Nicolás and his team found themselves trapped. The flames surrounded them for hours, and the anguish became palpable. At that critical moment, a firefighting crew, “Los Jaguares,” joined them. After a quick check, they were given a tough recommendation: to evacuate the area. The risk was too high.
 
With the fire roaring around them, Nicolás and his team managed to escape, but not without consequences. Exhausted, with their water supplies depleted, they left the area barely in time. The scene they left behind was devastating. Trees that had taken decades to grow, such as the tipa and curupau, were reduced to ashes. 
 
One of the most painful moments for Nicolás was watching the animals try to flee the fire, some unsuccessfully. “Seeing the animals running, fleeing from their habitat, was heartbreaking. We even thought the jaguars might attack us, but it didn't happen,” he mentioned, with sadness in his tone.
 
The damage is incalculable. Not only did they lose a great deal of valuable timber, but the community had not yet been able to assess the economic impact. They were still in an emergency, struggling to survive the disaster.
 
Nicolás, with a mixture of sadness and resignation, compared the situation to 2019. “That year was hard, but not like this”, he said. In 2019, the fire had left some life. This year, the bush was deserted, with no living trees, no home for the animals that once inhabited it.